jueves, 13 de octubre de 2011

Todos formamos parte de un todo, un mundo exterior, un espacio que compartimos con los demás, que filtran nuestros sentidos; aparentemente, demostrable y controlable. Salvo algunos filósofos nadie niega la existencia de ese mundo exterior en el que caminamos, sustento de nuestro cuerpo que nos dota de espacio y tiempo en los que existir.

Dentro de ese mundo hay algo que sólo nos pertenece a nosotros, que no es visible, donde nadie puede acceder sin nuestro consentimiento y donde ni siquiera podrá entrar del todo; tan sólo asomarse y escuchar los ecos de las voces que suenan, a lo lejos. Un lugar inevitablemente impregnado de soledad. Es el mundo interior.

Desde pequeña recurrí mucho a la fantasía, quizá demasiado (¿Quién puede medirlo?) y siempre me ha gustado imaginarme mi mundo interior como un bosque verde y denso, como esos del norte que sientes que te atrapan con sus caminos estrechos, o esos de los cuentos de hadas, lleno de voces y rincones por descubrir.

 Dediqué muchas horas a pensar a cerca de esto, de lo que pasa en nuestra cabeza, (alma, mente... tiene muchos nombres), del porqué de todo lo que sentimos, hacemos, lloramos, reímos, cantamos... Y la conclusión en un creciente sentimiento de humildad hacia mi propia creación y la aceptación de que siempre me encontraré en el más absoluto desconocimiento de lo más fundamental.

Esa fue la primera conclusión. La segunda fue el darme cuenta de lo casi mágica que es la música para el ser humano. No sólo la música, también la poesía, la pintura y en general cualquier forma de arte; y es que tengo el convencimiento de que estas son las herramientas más poderosas que tiene el ser humano para llegar a sí mismo sin razones, explicaciones ni excusas y, no sólo eso, si no trasladarlo y encajarlo en el mundo que le rodea, el exterior. El arte es un proceso de paz con uno mismo y con la vida;

El arte es sentido y hallazgo.

Con esto no digo que no pueda ser un simple entretenimiento. ¡Por supuesto! Pero puede ser y es mucho más que eso. Es esencia y reflejo del ser humano. Por eso, en un mundo en que se llevan Keisha y Lady Gaga, en el que los best-seller y las revistas arrinconan a las poesías,  con unas modas impregnadas de pragmatismo, simplicidad y agresividad, me decido a escribir un blog que hable de todo lo que nos acerca a nosotros mismos y al mundo, por el mero placer de ser y compartir. No es que lo otro esté mal, es que no me mueve por dentro y, por tanto, no me interesa.

Este blog se dedicará, principalmente, a la música, ya que aunque hay muchas otras formas, esta, junto con la poesía y los relatos, es mi debilidad. Espero que también haya más, todo lo que a vosotros se os ocurra. Yo compartiré las músicas que voy descubriendo y otras que ya sabía, pero, como dice el propio título del blog, aunque este sea mi bosque, me gustaría que se llenara de voces, cada una con su tono y su historia.

Así que bienvenidos y, por favor, no os quedéis en silencio.

2 comentarios:

  1. q los ecos de este bosque lleguen hasta los mas infinitos rincones de quienes se sienten perdidos en este mundo totalmente desbalanceado... y los q no tambien! =) Artista!!

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