jueves, 27 de octubre de 2011

PARA ELLOS SERÁ LA VIDA Y PARA EL RESTO, EL SUEÑO

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.

-Jorge Luis Borges-


¿Conoces a alguien que no añore la felicidad? ¿Conoces a un hombre o mujer que no hayan pensado en ella, que no la hayan sentido inalcanzable o que se hayan adueñado de su nombre sin entender su significado?

¿Se parece la felicidad a la comodidad, a la perfección? ¿se adapta a los límites de nuestra razón y de nuestros planes? Muy humildemente diré que, bajo la corta experiencia de mi vida, estoy segura de que no. Nada hay más lejos de la felicidad que caminar detrás del error, o del miedo.

La felicidad no es el control, la salud, la higiene. No es el dinero, la comodidad ni la pertenencia. No es, si quiera, la ausencia de dolor, de pena, de muerte, de vacío.

La felicidad es una elección de forma, sea cual sea el camino.

“La vida es para los valientes” he escuchado muchas veces.

Así es. Para ellos será la vida y para el resto el sueño.

La felicidad: la valentía. Sea cual sea el camino. La elección consciente en cada punto del paso. El llanto sosegado en cada error. La pena de la muerte de un ser querido. La ilusión de los nuevos proyectos. La calma tempestad del amor. Llevar con una misma el miedo de la mano. El mar, la montaña y todos los matices y colores intermedios dentro del mismo marco de la vida.

La felicidad no es tocar a los seres queridos. Es sentirlos.

Todo el resto son complementos agradables y, las penas, baches necesarios para caer, levantarse y volar, cada día, un poco más alto.

¿Un consejo? Mejor un ejemplo: Cuando he dudado a cerca de mi vida, cuando me he preguntado porqué no era feliz, me he imaginado al final de mi vida, a punto de morir, recordando lo recorrido. Y no he tenido dudas de qué era lo que tenía que hacer.

La vida es para los valientes.

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